Sostenemos y al mismo tiempo cuestionamos la idea de que nuestro destino puede transformarse a partir del cambio en nuestra mente, tal vez más allá de ella, en nuestro interior.
Ciertamente creemos, y lo vemos en el trabajo con nuestros clientes, que las creencias determinan en gran medida la forma en la que vemos el mundo, en la que actuamos y, por consiguiente, la realidad que generamos.

Por otro lado, entendemos que existen condiciones, situaciones que nos exceden y no dependen de nosotros.

CambiarPensamientos

¿Cómo dialogan y se conectan estas perspectivas? 

Proponemos una visión crítica de la realidad que, ahora sí, como sociedad co-creamos (y en la que influyen nuestras creencias personales, emociones, modelos mentales, pero también las de las organizaciones y territorios) y que muchas veces responden a lógicas que cierran posibilidades. 

«la libertad última que como seres humanos tenemos es la capacidad de elegir nuestra manera de ser y estar»

Aún en esas circunstancias, la libertad última que como seres humanos tenemos es la capacidad de elegir nuestra manera de ser y estar, y cambiar nuestros pensamientos es un paso de los tantos necesarios para cambiar nuestro destino…

En medio de eso, un mundo de oportunidades deben desarrollarse e integrarse para que la transformación sea posible, justa y sostenible, y allí es que la colaboración, la conexión entre las personas y organizaciones, la empatía, la confianza, la solidaridad cobran especial relevancia…

La persona requiere creer que es posible, que es capaz y que se merece una vida diferente; quienes formamos parte del sistema necesitamos creer que esa misma persona es valiosa, es parte de nosotros/as, es capaz y merecedora del bienestar que queremos. 

Entonces… ¿Cambiaremos a tiempo los paradigmas necesarios para que la transformación hacia vidas y sistemas sociales sostenibles sea real e inclusiva?

 
Creemos en la Humanidad y en sus infinitas posibilidades, elegimos creer que un cambio profundo es posible y en sobre esta sólida base decidimos actuar.
Y tú, ¿qué crees posible?

¡Gracias por tus comentarios y por darle más vida a este artículo!

 

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4 comentarios

  1. Hola Eduardo. Gracias por este artículo y la invitación a pensar contigo y compartir.

    Estoy de acuerdo contigo en todo lo fundamental de lo que dices. Mi pequeña contribución pueda, quizás, ser la siguiente.

    Hace tiempo que vengo viendo la importancia de observar y aceptar antes de cambiar.
    Muchas veces en la observación y la aceptación de lo que es, encontramos claridad acerca de hacia dónde o qué realmente queremos cambiar. Otras veces, el cambio se da como por arte de magia. Y otras veces descubrimos que eso que creíamos que queríamos cambiar está cumpliendo la mejor función de todas para enseñarnos lo que necesitamos aprender, ergo resolvemos no cambiarlo.

    En la vorágine de siempre querer algo diferente podemos llegar a perder la oportunidad que nos está ofreciendo eso que está sucediendo y que no nos gusta tanto.

    Me encanta esto de que haya varias miradas posibles y que no sea solo una la que nos lleve al «éxito» (un capítulo aparte sería a qué le llamamos «éxito» cuando hablamos de una vida humana).

    Me encanta la idea de un mundo sostenible, entendiendo por eso un mundo en el que todos tengamos las necesidades básicas cubiertas a través de actividades dignas y donde cada ser humano se sepa tan importante y tan insignificante como el resto de los habitantes del planeta, donde el «yo» le deje paso al «nosotros». Que podamos vivir en relajación, cuidando con amor y pudiendo disfrutar en armonía de este hermoso planeta que ya nos ofrece todo para vivir bien y de sus habitantes, en cuyos ojos está el universo completo. Es solo pararse a observar con el corazón abierto.

    Llegaremos a tiempo, claro. No existe otra posibilidad.

    Abrazo.

    1. ¡Gracias por tan valioso aporte! Es cierto, observar y aceptar antes que cualquier cosa ya produce algo diferente dentro que muchas veces no tiene que ver con el dominio de la mente.

      Lo demás tiene que ver con situaciones en las que no alcanza con mi propio cambio de observador sino que requiere la intervención de alguien más. Si estoy en una situación de violencia, por ejemplo, sí necesito cambiar mi mirada, pero no sé si para aceptar lo que es sino para moverme de ese lugar, y esto muchas veces sucede luego de que un otro u otra brinda un espacio diferente desde fuera que permite la esperanza, que abre posibilidades de vida.

      1. Estoy de acuerdo, Eduardo. Viste que como con tantos asuntos, dos opiniones relativamente opuestas no se anulan sino que se complementan. Es fascinante. Puedo ver lo que tú dices y asentir que es cierto. Y también veo la veracidad en mi otro punto de vista. La belleza de esta vida que tiene tantas perspectivas posibles y tantas conclusiones a nuestra disposición.

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