Disfruto mucho visitar a «mis niños», como solemos referirnos a ellos (con mi esposa). Pequeñ@s que son sobrinas, hermanos, hijos e hijas de personas amigas que abren su corazón y su mundo para integrarnos en él.

    Es casi mágico, sobre todo en los primeros años de vida, ser testigos de la construcción de una forma de actuar y de ser. Una forma que claro, sigue y seguirá mutando.

    Particularmente, me gusta mucho observar sus juegos y picardías, su imaginación sin límites, su curiosa ingenuidad. Confieso que mi esposa sabe mejor que yo entrar a sus mundos de fantasía, pero aunque no siempre pueda hacerlo sí me divierte compartir esos espacios de diversas maneras.

-¡Está tan bandido!-

   Estando en estos días en casa de uno de mis ahijados, hijo de un gran amigo que conservo desde la infancia, surgió un comentario risueño: -¡está tan bandido!-; pese a que eso me genera cierto orgullo, mantuve el silencio. Mi amigo agregó -a éste le falta rigor-, con una amplia sonrisa que denotaba la intención de una broma (a sabiendas de mi postura al respecto). Con la misma suspicacia, mis palabras fueron más o menos -si querés educarlo para que responda a un régimen autoritario o de consumo, está bárbaro- (teniendo en cuenta que mi amigo persigue otros ideales).

    La discusión posterior nos resultó muy divertida; tal vez por el aparente sinsentido pero también por este juego de contraposiciones que nos gusta compartir, en un clima de mucha confianza, en el que todos podemos ser auténticos, decir, sentir y disentir aceptándonos tal cual somos (cuestión que siempre agradeceré a esta pareja amiga). Esto último cobra relevancia en relación al intercambio anterior.


    ¿Se va perdiendo la magia?

 

    Las frases volvieron más tarde a mi cabeza: «a éste le falta rigor»…

    Al inicio me referí a la magia de la primera infancia, este tiempo en el que nos conectamos no sólo con el mundo externo sino con el vasto mundo interior existente en nuestra esencia humana, años en los que aprendemos no sólo de los demás sino de nosotros mismos. Somos curiosos, creativos, puros, auténticos por naturaleza.

    ¿Pero qué pasa luego? ¿Qué hace que a los adultos nos cueste tanto acceder a nuestro interior? ¿Dónde queda la magia?


    Como coach, he encontrado que la dificultad posiblemente más compartida por las personas a las que he acompañado tiene mucho que ver con todo esto, básicamente experimentan una desconexión o desconocimiento del «adentro», en diferentes niveles. A modo de ejemplo, algunas preguntas ilustrativas: ¿Te has encontrado alguna vez desmotivado sin saber por qué? ¿Has dudado de ti y tus capacidades? ¿Te has visto entre varias opciones sin poder tomar una decisión? ¿Has tomado caminos «convenientes» para luego sentirte insatisfecho? ¿Te has dicho alguna vez que no eres creativo, que no sabes qué hacer?

El camino para recuperar la magia se transita hacia dentro.

   En mi pasado, diferentes grupos y/o referentes me enseñaron lo que debía y no debía hacer, lo que se esperaba y lo que no de mí. Claro que juega fuerte nuestra forma de interpretar lo que sucede. Incorporé conceptos tales como que el fracaso es el peor destino o que valorarse demasiado nos volvía pedantes. Así aprendí a complacer a las personas de mi entorno para ser aceptado y reconocido, reprimiendo un mundo interior que sólo pretendía mi propia aceptación y reconocimiento. El reconectar con mi esencia es hoy un proceso apasionante de aprendizaje, con muchos desafíos, pero con más satisfacciones. En mi caso, fue principalmente gracias a la confianza de mi esposa y al coaching que decidí iniciar una historia diferente.

    Te aseguro que es un viaje del que no quiero retornar…


    El camino para recuperar la magia se transita hacia dentro, no hacia afuera, y ella espera que la encuentres, que te aventures. Sé que las respuestas están en tu interior, en tu esencia. Pero, por favor, no me hagas caso, mejor compruébalo por ti mismo.

La magia ya existe dentro de ti, de hecho la tienes desde que naciste.

    Puede que algo de todo esto que comparto hoy contigo te resulte familiar o puede que no.

  Si llegaste hasta aquí habrás notado que no me detuve demasiado analizando lo que sucede entre medio para que esa magia se esconda; reconozco que el post ya es lo bastante extenso como para hacerlo.

    Lo cierto es que, con o sin rigor, solemos aprender a comportarnos como se espera que lo hagamos, satisfacemos deseos de otros aunque esto implique «esconder» los nuestros. Es posible educar sin adoctrinar, y esto se aplica también para tu relación contigo mismo. Confía en que tienes en tu interior las herramientas para actuar de buena manera, hacia tu bien y el de los demás.

      La magia ya existe dentro de ti, de hecho la tienes desde que naciste.

    Hoy tienes la opción de reencontrarte con ella y, como en casi todo lo demás, puedes elegir…


    Te invito a que compartas tus comentarios y/o experiencia en relación a lo que aquí has encontrado. Y si crees que a alguien más puede llegarle este texto, no dudes en compartirlo.

    Nos vemos en la próxima…

Publicaciones Similares

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *